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¿Cómo manejar las emociones difíciles?

  • menteconscientepr
  • 31 oct
  • 4 Min. de lectura
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En algún momento de nuestras vidas todos nos hemos sentido angustiados. Cuando las

cosas están fuera de nuestro control o cuando no salen conforme planificamos, enseguida

experimentamos un sube y baja de emociones. Sentimos dolor emocional en todas las formas y tamaños.


Uno de los cuestionamientos más comunes es “por qué la vida es tan difícil”. Y aunque

conocemos que nuestra naturaleza de “humanos” implica que somos seres imperfectos,

vulnerables y mortales ¿a quién le gusta sufrir? Mucho de ello tiene que ver con nuestra tendencia adaptativa de buscar el placer y evitar el dolor. El problema con esto último es que la mayoría de las estrategias de afrontamiento empleadas para combatir la angustia y el dolor emocional, solo proveen un alivio temporal, mientras que a largo plaza nos generan aun más sufrimiento.


Antes de que continúes leyendo, tómate un minuto para repasar cuándo fue la última vez

que enfrentaste una emoción difícil, por ejemplo, tristeza, rabia, frustración. Ahora, invierte unos segundos para pensar en tu reacción, ¿cómo fue? ¿fue proporcional al evento? ¿sentiste remordimiento o culpa luego?... ¿Qué descubriste? Si examinas el contenido de tus pensamientos con detenimiento puede que descubras que muchos versan sobre el pasado o el futuro y que en su mayoría contienen el deseo de incrementar el placer y disminuir el dolor.


Uno de los aspectos medulares para aprender a manejar adecuadamente las emociones

complejas es el autoconocimiento o el conocimiento de las propias emociones. De hecho,

científicos aseguran que el reconocer un sentimiento en el mismo instante en el que surge,

constituye la “piedra angular de la inteligencia emocional”. Esto implica ser conscientes de

nuestros estados de ánimo y de nuestros pensamientos. Cuando no somos capaces de reconocerlos, estamos completamente a su merced. John Mayers, psicólogo estadounidense, establece que las personas con altos niveles de autoconocimiento poseen mayor claridad emocional, por ende, suelen salir más fácil de las situaciones que les generen emociones difíciles. Por el contrario, las persona que no están conscientes de sus sentimientos, se sienten abrumadas, desbordadas y perdidas en las emociones.


De otro lado, está demostrado que cuando tratamos de evitar, bloquear o liberarnos de las

emociones desagradables, más atrapados quedamos en ellas (“lo que resistes, persiste”). Esto nos conduce inevitablemente a otro elemento esencial cuando se trata de lidiar con las dificultades emocionales: aceptación. Steve Hayes, uno de los principales desarrolladores de la Terapia de Aceptación y Compromiso, aclara que la aceptación no tiene nada que ver con resignación pasiva, pues en realidad se refiere a “permitir lo que es, en lugar de desear o tratar que sea de otra manera”. La aceptación supone cultivar una actitud de apertura, y esto también resulta trascendental. ¿Por qué? Justo porque cuando te abres y le das espacio a las sensaciones desagradables, molestan mucho menos y pasan mucho más rápido.


Ahora bien, existen otras estrategias que podrían resultarte muy útil cuando de un adecuado

manejo emocional se trata, de hecho, son un complemento necesario para el autoconocimiento, la aceptación y la apertura.


A continuación, enumero alguna de ellas:

  1. Parar: aprender a reconocer lo que estás sintiendo es el primer paso para manejar una

emoción compleja, además, esto te ayudará a detener la reacción emocional instintiva.

  1. Observar: en lugar huir o salir a luchar, observa lo que estás sintiendo y dónde lo estás sintiendo. Elige lo más que te incomode. Concéntrate en esa sensación. Estúdiala con atención y curiosidad. Cuando consigues observar tu propia experiencia con apertura y receptividad, sensaciones, sentimientos y pensamientos dolorosos te resultarán menos amenazantes e insoportables.

  2. Respirar: comienza con varias respiraciones profundas, cuanto más lentas mejor. Inhala profundamente y despacio para que disminuyas el nivel de tensión en el organismo. Tu respiración puede funcionar como un ancla para traerte al momento presente, y aunque no te liberará de tus sentimientos incómodos, te generará una sensación de calma.

  3. Ser amables con nosotros mismos: requiere de una actitud de afecto, comprensión y cariño hacia nosotros mismos cuando sufrimos, en lugar de emitir juicios de culpabilidad o rabia. Una forma sencilla es tu mismo ofrecerte un abrazo, y aunque esto parezca un poco ridículo, investigaciones han encontrado que el contacto físico libera oxitocina, por lo que este simple gesto nos proporciona sensación de seguridad, alivia las emociones difíciles y calma la tensión cardiovascular.

  4. Soltar: dejar ir los sentimientos, es decir, practicar soltar tus luchas, permitiendo que los pensamientos y los sentimientos vengan y vayan.

  5. Meditar: cada una de las herramientas anteriores se cultivan a través de la meditación, por lo tanto, incorporar a tu vida de manera consistente prácticas de atención plena te ayudará a permitir que los pensamientos desagradables pasen, sin necesariamente fusionarte con ellos. Así pues, en la medida que aprendas a relacionarte de una manera distinta con tus pensamientos, tendrán un impacto e influencia mucho menor. Asimismo, reconocerlos como meros pensamientos y eventos que aparecen y desaparecen muy deprisa, aportará

    grandes beneficios a tu vida.


En fin, reconocer nuestras fortalezas y limitaciones es fundamental, ello implica admitir

cuando nos sentimos desbordados, y necesitamos ayuda de un profesional de la salud mental. Ten presente que acudir a un psicólogo es un acto de amor propio.


Este texto fue escrito originalmente por Myriam I. Pérez-Ruiz para la revista Es Mental, en el artículo “Autoconocer las emociones difíciles ayuda a manejarlas” (2019).


 
 
 

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